Una carta al hueso....
Lector:
Todos los medios se han lanzado a adjudicarle el alza de precios a la inflación y casi nadie sabe a ciencia cierta que es la inflación y como se mide. Pero hay especialistas y opinadores que parecen ser entendidos en este tema que se han convertido en los eternos consultados en cuanto programa de radio o TV existe. Muchos en medio de nuestra desesperanza nos convertimos en oyentes o televidentes y nos damos cuenta que siempre dicen lo mismo. Han pasado ya más de medio siglo y la historieta siempre se repite. Esta vez parece más grave, pero siempre nos pareció la última vez, la más aguda y siempre estamos huyendo cual cucaracha, para que no nos pisen y destruyan,
El lamento del jubilado siempre es el mismo y la estafa a las jubilaciones, el vaciamiento de las cajas, esta vez del ANSéS es cada vez menos desembozado y más descarnado.La actualización de los dichos inflacionarios se repiten: " los precios suben en asensor y los salarios por la escalera". Volvimos al juego de los gremialistas, en que olvidándose de sus grandes fortunas acumuladas con la rapiña a las obras sociales, dicen que luchan por aumentos de salario, contra un gobierno que siempre fue su cómplice. La mentira no envuelve a todos y la pobreza golpea las puertas de cada vez mayor número de hogares argentinos.
Para seguir indignando a la clase pasiva, el regimen le arroja unas migajas que consiste en un mal denominado "aumento" del 8% cuando desde el exterior, entidades financieras especulan con que la inflacion en la Argentina es de más de un 25%. Pero insisto, una apreciación no es una medición. Nadie sabe a ciencia cierta a cuanto asciende la inflación, nadie cree en la cifras dadas por el INDEC.
Existe un inocultable aumento de los precios que se atribuye a la inflación y también de paso, a la codicia de los que quieren enriquecerse en poco tiempo. En tiempos de inflación, hay nuevos pobres y se suman también nuevos ricos.
Con el hambre se enriquecen muchos y se mueren también muchos. Están los que hacen desaparecer la mercadería, los que hacen acumulación de ella, para crear la escasés y el desabastecimiento. También es cierto que es difícil en estas épocas encontrarse con un carnicero pobre.
Poco se habla de la usura y de la codicia, dos males que producen grandes daños en la sociedad y que se ven másen épocas de inflación. Pero ¿ quién produce la inflación y la suba de precios ? . El principal responsable es elel gobierno , que gasta sin límite, aumenta el gasto público y permite emitir papel moneda más allá del respaldo que este debe tener, en este caso en las Reservas del Banco Central, que hoy quiere sustraer para aumentar el gasto del Poder Ejecutivo.El presidente del BCRA es casi siempre el funcionario responsable de una emisión descontrolada, ya que es el que debe poner límites en la emisión y controlarla. Redrado, a lo largo de su mandato, no lo supo hacer, ya que fue cómplice de la emisión. Cuando intentó poner límites, lo hcieron renunciar. Pero ya era tarde y el mal se había realizado.
Los consumidores tenemos tambien culpa, porque no dejamos de comprar. Muchos, con más poder adquisitivo, aumentan sus compras, para proveerse para todo el invierno, generando con grandes compras mayor suba de precio y desabastecimiento. Los más pobres compran solo para día de hoy, lo minimo que pueden con su magro salario.
Con la inflación aumenta la pobreza, se cierran fuentes de trabajo, aumenta la desocupación, se incrementa el delito, gana la calle la desesperanza, aumenta la drogadicción, se espantan las inversiones, se escapan las divisas al exterior.
Con la inflación se licúan los pocos ahorros de los trabajadores, comienzan los conflictos sociales, aumenta el odio hacia los políticos y la violencia gana la calle. El sistema republicano se desestabiliza, caen gobiernos, se origina el auje de la anarquía. Sufre la familia, los ancianos, los adultos y los niños. Genera más injusticia. Nada genial se puede escribir sobre este tema porque ya todo está ha escrito varias veces y ya nos cansamos del tema. Todo se solucionaría si cumpliéramos el séptimo mandamiento de la Ley de Dios : No robarás.
Eduardo Palacios Molina