sábado, 24 de julio de 2010

Dos cartas muy educativas.....


Señor Director:

Indulto y tribunales internacionales.

A propósito del argumento de que la institución del indulto es contraria al derecho internacional de los derechos humanos, y que por tanto ninguna persona condenada a crímenes en este ámbito merece ser indultada, vale la pena citar el artículo 28 del Estatuto Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, que señala: “Si el condenado puede beneficiarse de un indulto o de una conmutación de pena en virtud de las leyes del Estado en la cual está preso, ese Estado avisa al Tribunal. El presidente del Tribunal, de acuerdo con los jueces, decide según los intereses de la justicia y los principios generales del derecho”. Similar norma está incluida en el artículo 27 del Estatuto del Tribunal Internacional para Ruanda. Por último, y sólo a modo ilustrativo, el artículo 4.6 de la Convención Interamericana de Derechos Humanos (Pacto de San José) señala expresamente, a propósito del indulto: “Toda persona condenada a muerte tiene derecho a solicitar la amnistía, el indulto o la conmutación de la pena, los cuales podrán ser concedidos en todos los casos.”

De lo anterior se desprende que el indulto es una institución vigente en el derecho internacional de los derechos humanos y, segundo, que para cada caso se requiere un análisis antes de decidir respecto a su concesión.

De ahí, que resulte incorrecto apelar al derecho internacional de los derechos humanos sin distinciones para rechazar la aplicación del indulto; salvo que, llevado por excesos ideológicos, se pretenda instrumentalizar este ámbito del derecho para imponer a la sociedad chilena un punto de vista que, en aras de la aplicación de la justicia, toma en consideración sólo una perspectiva del problema, el de las víctimas a violaciones de derechos humanos, pero no de otros sectores que, de similar manera y no habiendo participado en los hechos, están sufriendo las consecuencias de situaciones acaecidas en un contexto social y político específico de nuestra historia como país.

Mario Polloni Contardo, Abogado.

Señor Director:

Indulto Bicentenario.

Estando en el año del Bicentenario y a casi 40 años del golpe militar, la propuesta de indulto de la Iglesia Católica es exactamente lo que este país necesita. Ésta no implica olvidar sino que perdonar; tampoco es un punto final, sino que es un primer paso para destruir la gran división que todavía existe en nuestro pueblo.

Ojalá todas las partes tengan la altura de miras necesaria para poder acoger esta propuesta, partiendo por la agrupación de detenidos desaparecidos, quienes lamentablemente aún antes de que la Iglesia entregara los detalles, ya han realizado manifestaciones y un gran lobby por radios y medios de prensa rechazándola de plano. Ojalá puedan revisar su actitud y valoren la enorme división que todavía alimenta su postura.

Ya han pasado casi 40 años, hay un gran número de militares detenidos y todavía un mayor número de militares en proceso. Ojalá puedan cambiar su actitud y evitar que el mundo entero piense que hay ganas de venganza en su motivación. Espero puedan cambiar de actitud y ayudarnos a dejar atrás un capítulo para todos difícil.

Lo digo porque todavía escucho a simbólicos miembros de esta agrupación que, a pesar de haber obtenido justicia en las cortes, siguen buscando culpables o casos adicionales. Ojalá modifiquen su actitud y dejen que las nuevas generaciones aprendan de la historia, no olviden lo que sucedió, no lo vuelvan a repetir, pero que puedan vivir libres de divisiones, odios y venganzas, que hoy todavía existen.

René Ossa Rojas.

viernes, 23 de julio de 2010

Cartas excelentes, temas del día.

Señor Director:

Indulto Bicentenario.

Estando en el año del Bicentenario y a casi 40 años del golpe militar, la propuesta de indulto de la Iglesia Católica es exactamente lo que este país necesita. Ésta no implica olvidar sino que perdonar; tampoco es un punto final, sino que es un primer paso para destruir la gran división que todavía existe en nuestro pueblo.

Ojalá todas las partes tengan la altura de miras necesaria para poder acoger esta propuesta, partiendo por la agrupación de detenidos desaparecidos, quienes lamentablemente aún antes de que la Iglesia entregara los detalles, ya han realizado manifestaciones y un gran lobby por radios y medios de prensa rechazándola de plano. Ojalá puedan revisar su actitud y valoren la enorme división que todavía alimenta su postura.

Ya han pasado casi 40 años, hay un gran número de militares detenidos y todavía un mayor número de militares en proceso. Ojalá puedan cambiar su actitud y evitar que el mundo entero piense que hay ganas de venganza en su motivación. Espero puedan cambiar de actitud y ayudarnos a dejar atrás un capítulo para todos difícil.

Lo digo porque todavía escucho a simbólicos miembros de esta agrupación que, a pesar de haber obtenido justicia en las cortes, siguen buscando culpables o casos adicionales. Ojalá modifiquen su actitud y dejen que las nuevas generaciones aprendan de la historia, no olviden lo que sucedió, no lo vuelvan a repetir, pero que puedan vivir libres de divisiones, odios y venganzas, que hoy todavía existen.

René Ossa Rojas.

Señor Director:

Crímenes de lesa humanidad.

En Chile no hay persona alguna condenada por “crímenes de lesa humanidad” simplemente porque la tipificación de tales ilícitos en nuestra legislación recién existe desde la promulgación de la Ley N° 20.357 el 26 de Junio de 2009, publicada en el Diario Oficial el 18 de Julio de 2009.

Nadie debe olvidar el expreso mandato contenido en el séptimo inciso del N° 3 del artículo 19 de la Constitución Política: “Ningún delito se castigará con otra pena que la que señale una ley promulgada con anterioridad a su perpetración, a menos que una nueva ley favorezca al afectado”.

A mayor abundamiento, debe recordarse que el artículo 44 de la ley en comento no deja espacio a la duda cuando afirma que “… las disposiciones de la presente ley sólo serán aplicables a hechos cuyo principio de ejecución sea posterior a su entrada en vigencia”.

Carlos M. Neira Muñoz.

miércoles, 21 de julio de 2010

Una sola, pero clarificadora.....


Señor Director:

Indulto.

No se trata de si son civiles o militares, ni de delitos comunes o de derechos humanos. Lo que ocurre es que todos estamos de acuerdo con los indultos, mientras el favorecido no nos haya hecho daño a nosotros o a los nuestros. Algo muy entendible, por cierto.

Sebastián de la Carrera Latorre



Dos cartas, el tema del día....


Señor Director:


Reconciliación nacional.


Son muchas las familias del personal de las FF.AA. y de Orden que tienen en su entorno padres, hijos o esposos que sirvieron lealmente a Chile y cumplieron con su deber y que están encarcelados por hechos ocurridos hace ya 40 años. Hoy, después de haber tenido que soportar años de profundo dolor y privaciones injustas como familias, vemos con gran tristeza y asombro que cuando se habla de una verdadera reconciliación nacional, ante la postura del indulto solicitado por la Iglesia, y en bien del futuro unido y sin divisiones de nuestro país, existen agrupaciones que mantienen vivo el resentimiento, e insisten en excluir de él a los ex uniformados.


¿Cuál es la razón de esta adversa actitud, cuando en el pasado reciente a los que pusieron en peligro la vida de todos se les aplicó la amnistía, la prescripción, el indulto y toda clase de beneficios económicos?


Por años hemos vivido una tragedia familiar que jamás esperamos, cuando apoyábamos fielmente a nuestros padres y esposos en servicio, incluso temiendo en el día a día por sus vidas. Hoy sentimos una gran impotencia por la discriminación de que hemos sido objeto, habiendo soportado calladamente graves problemas de todo tipo, sin recibir el más mínimo beneficio.


Muchos hablan de justicia y reparación, pero nadie piensa en nuestras familias, que también fueron víctimas de la locura que vivió nuestro país y que jamás fue buscada y menos deseada por las FF.AA. y de Orden.


Han pasado casi 40 años desde que ocurrieron muchos de los hechos por los que hoy encarcelan a nuestros seres queridos y nadie puede decir que ellos fueron o serán un peligro para la sociedad. Por esto, pedimos al Presidente de la República y autoridades que no se dejen amedrentar y escuchen la propuesta de la Iglesia Católica, permitiendo que nuestras familias vuelvan a reunirse en paz y armonía, como deseamos que vivan todos los integrantes de este hermoso país.


Mª de los Ángeles Bassa S.

Jorge Tapia C.


Señor Director:


Indulto Bicentenario.


Ante la anunciada propuesta de la Iglesia Católica sobre el otorgamiento de indultos a quienes cumplen penas privativas de libertad en las cárceles del país, deseo señalar que ello corresponde a un gesto de clemencia, propio de países civilizados y que se da sólo en situaciones excepcionales, cuando la sociedad organizada ofrece una segunda oportunidad a aquellos que alguna vez erraron, o brindar a quienes tengan una avanzada edad o se encuentren gravemente enfermos, la posibilidad de culminar su vida en compañía de sus seres queridos.


En este sentido, no es aceptable dejar fuera de este beneficio a ningún sector en particular, por mucho que un grupo interesado así lo exija. Creo fervientemente en el derecho de la justicia de quienes fueron víctimas de la violencia política en el pasado reciente, pero ello no puede significar que se deba aceptar como tal la venganza, por no responder ésta a principios éticos y morales de una sociedad cristiano-occidental como la nuestra.


Es bueno recordar que desde hace varios años se han efectuado innumerables actos de reparación hacia quienes sufrieron o declararon haber sufrido las consecuencias de la crisis que vivió el país, incluyendo diversos reconocimientos morales, leyes de amnistía e indultos y cuantiosas reparaciones económicas, sin que nadie se haya acordado de reparar el sufrimiento de las esposas e hijos de militares, carabineros, aviadores, marinos y policías caídos en el cumplimiento de su deber o de quienes por más de treinta años han sido cuestionados, procesados, encarcelados y o condenados.


Es hora de que aquellos que la sociedad y el Estado han intentado compensar para reparar su dolor, dejen espacio para que el Gobierno pueda morigerar en algún grado el sufrimiento de los otros, como así el de sus esposas, hijos y familiares que nada tuvieron que ver en los hechos del pasado, y que no han sido compensados en forma alguna.


Nuestros hijos necesitan el reencuentro tanto o más que nosotros, y para ello todos debemos poner un poco de nuestra parte, dejando de lado nuestras frustraciones y rencores. Sólo así conseguiremos construir un futuro promisorio para las generaciones que vendrán, alejando para siempre la posibilidad de un nuevo desencuentro nacional como el que vivimos en los años setenta. Ahora debería ser el momento de grandeza y reencuentro de todos los chilenos, por el bien de nuestra Patria.


María Angélica Cristi, Diputada.



lunes, 19 de julio de 2010

Algunas cartas para meditar.....



Señor Director:

Indulto Bicentenario.

Ante la reciente opinión emitida por el ministro del Interior - "a veces la Iglesia hace planteamientos en campos que no son los estrictamente propios de la confesión religiosa"-, le recuerdo que la Iglesia no hace otra cosa más que cumplir con su misión: anunciar a Jesucristo en contra de quienes hoy en día hablan de "ni perdón ni olvido".

Roberto Ibarra Videla

Señor Director:

Falta un Mandela.

Acaba de terminar una nueva versión del Mundial de Fútbol, esta vez en Sudáfrica, país que se distancia del nuestro no sólo por miles de kilómetros sino también por la calidad de sus líderes políticos. Justo allí, donde el mundo moderno recuerda la más terrible segregación racial, hoy es posible ver una nación alegre, con todo el futuro por delante. Esto, gracias a la calidad moral, la voluntad estratégica y la genial visión de Estado de un par de líderes políticos.

Es cierto que fue el Jefe de Gobierno de los blancos dominantes quien entendió que debía revertir una situación insostenible en el tiempo, pero debemos reconocer que el artífice indiscutido de la unidad sudafricana fue Nelson Mandela, auténtico líder que mostró una capacidad de reconciliación ejemplar, pese a haber sido personalmente objeto de lo más oscuro de la persecución racial y política que lo llevó a afrontar largos años de cárcel.

Pocas veces se ve en la historia a un hombre de esa calidad moral, donde el deseo de venganza por las humillaciones y violaciones de sus derechos fundamentales en el pasado fue dejado de lado en beneficio de un objetivo superior de unidad nacional.

Por desgracia, no ha habido, desde el fin del gobierno militar, un líder político en Chile con el valor y la voluntad de Mandela. Por eso estamos donde estamos y tal parece que seguiremos estando: en una división entre “blancos” y “negros” que conduce a cualquier parte menos hacia la unidad, detrás de objetivos comunes.

Quienes detentan el poder se ven agobiados por el peso moral de los “derechos humanos”, letal arma comunicacional esgrimida persistentemente por sus opositores.

La reconciliación no puede ser objeto de plebiscito ni de discusión pública, donde será distorsionada por los mismos intereses que la bloquean en forma natural. Una situación como ésta requiere de una decisión de Estado, que la sustraiga de los devaneos de la opinión pública. ¿Qué habría ocurrido si Mandela hubiese pedido la opinión a su pueblo sobre la forma de imponer la pacificación y el reencuentro entre los sudafricanos?

Ante la iniciativa del indulto que presentará la Iglesia Católica, esperamos que el Presidente de Chile muestre su condición de estadista y cuente con la voluntad necesaria para adoptar una determinación acorde al Bicentenario Nacional, aceptando que las grandes decisiones pagarán siempre un costo político para poder ser reconocidas por la historia. Así lo entendió claramente Nelson Mandela.

Patricio Quilhot Palma, Abogado.

Señor Director:

Política y pobreza.

La pobreza no es un problema económico. Se trata de una cuestión moral que responde a prioridades políticas. Más que un evento socioeconómico fortuito o impredecible, ella tiene su origen en decisiones gubernamentales plagadas de sectarismo, frivolidad e ignorancia que contravienen, precisamente, las que adoptó el ser humano para producir y crear riqueza; o sea, para crecer, único remedio eficaz contra la pobreza.

“La pobreza es una causa que merece unidad nacional”, ha dicho el Presidente Piñera. Y tiene razón. La duda es si hay voluntad política para replantear posiciones enclaustradas en dogmatismos más interesados en disminuir la cantidad de ricos que la cantidad de pobres.

Alfonso Ríos Larraín.

Señor Director:

Relaciones.

El gobierno de Venezuela no simpatiza con el Gobierno chileno: buena señal.

Pedro Lizana Greve.

Señor Director:

Senado chileno y Chávez.

Las relaciones diplomáticas entre los países son entre pueblos, a través de sus respectivos gobiernos. Así, el Senado de Chile acordó que algunos senadores viajaran a Venezuela como observadores internacionales en sus próximas elecciones, algo que se estila entre países democráticos.

Por eso llama la atención la agresiva reacción de las autoridades de ese país, que trataron de "estúpidos" y "ridículos" a los senadores chilenos. A pesar de que estamos acostumbrados a las diatribas del Presidente Chávez cuando algún país o autoridad pretende oponerse a sus actuaciones antidemocráticas, ¿hasta cuándo es posible continuar aceptando estas intervenciones sin que se perjudiquen las relaciones de amistad entre nuestros pueblos?

Pedro Romero Julio.

Señor Director:

Riesgo electoral y bien común.

El sistema político lee la realidad en términos de votos. Así, es normal que personajes de la Concertación, técnicos políticos que actúan dentro de ese sistema, lean los hechos de corrupción -o el aumento de la pobreza- bajo sus gobiernos como "riesgo electoral" y busquen rechazar o anular su efecto comunicacional introduciendo nuevas distinciones que hagan que el ciudadano promedio pierda la pista al asunto, y que quien tiene fidelidad o interés creado respecto del éxito de dicha coalición política pueda legitimar su posición.

Tal "cortina de humo" se genera, por ejemplo, entendiendo todo como un conflicto personal entre Piñera y Bachelet o acusando "interés político" del gobierno en su función fiscalizadora. El problema es que si bien este tipo de maniobras son técnicamente eficientes para mantener o aumentar el poder no son buenas desde el punto de vista del bien común, pues generan un daño enorme a las expectativas de toda sociedad respecto de lo que es una vida conjunta decente, supuesto objetivo principal de la política.

Pablo Ortúzar Madrid.

Nota de la Redacción: La correspondencia que publicamos corresponde a misivas recibidas en nuestra redacción y/o seleccionadas de otros medios nacionales de información.