Señor Director:
Director de Gendarmería
El hecho de que el mencionado general de Carabineros (r) don Iván Andrusco Aspé haya declarado en un proceso judicial hace 25 años no tiene ninguna trascendencia si al término de aquél, y tras una suprema instancia judicial no le fueron formulados cargos ni como autor ni como cómplice ni como encubridor, concluyéndose por lógica elemental que la circunstancia de que haya declarado en los mismos como inculpado, y no como testigo, es absolutamente irrelevante. "Donde la ley no distingue, no es lícito al hombre distinguir", y el respeto irrestricto a la "presunción de inocencia" son dos principios rectores que hasta los iniciados en el estudio del derecho conocen.
Por otra parte, el hecho de que en la oportunidad lo hiciera en posesión del grado de teniente, desmiente categóricamente lo que algunos han sostenido, de que formaba parte de la cúpula del organismo donde sólo prestaba servicios acordes a su calidad de oficial subalterno.
En este caso, además, se materializó un montaje (el del helicóptero) para inculpar al mayor número de carabineros, sin distinción de grados, cargos, responsabilidades, destinos, funciones, lugar físico de trabajo, etcétera, hecho que, en definitiva, el actual presidente de la Corte Suprema, en su calidad de ministro instructor, aclaró, determinando puntualmente las responsabilidades penales correspondientes.
Fernando Cordero Rusque, Presidente Cuerpo de Generales de Carabineros (r).
Señor Director:
Errores judiciales
Hermógenes Pérez de Arce nos recuerda, en carta publicada ayer, la injusta condena contra el general Odlanier Mena. Es muy fuerte, en el mismo sentido, la opinión de Gonzalo Vial. Según el destacado historiador, que siempre se opuso a cualquier crimen y participó en la Comisión Nacional de Verdad (y Reconciliación), Odlanier Mena es no solamente inocente de los cargos, sino que además combatió los abusos. Se lo ha castigado por hechos sucedidos bajo su jurisdicción, sin su orden, ni tolerancia, ni conocimiento.
Pienso que solamente la ceguera ideológica y el odio pueden atribuir infalibilidad a los juicios sobre derechos humanos, especialmente si tenemos en cuenta la presión del régimen precedente para nombrar y promover jueces inclinados a condenar a cualquiera que tuviese la más mínima conexión, aun de mera responsabilidad de mando o política.
Por eso pido a las autoridades actuales que dispongan la investigación de los posibles casos de condenas injustas. Es muy fácil defender los derechos humanos políticamente correctos, y callar cuando se trata de los derechos humanos políticamente incorrectos.
Cristóbal Orrego Sánchez, Profesor de Derecho Natural de la Universidad de los Andes