jueves, 4 de marzo de 2010

4 cartas excelentes....

Señor Director:

EL TERREMOTO, LA CONCERTACIÓN Y LAS FF. AA.

El Comandante en Jefe de la FACh declara públicamente que su institución –personal, aviones y helicópteros– estaban aprestados tan sólo dos horas después de ocurrido el sismo de la madrugada del sábado 27 de febrero. Esta institución ya había mostrado sus capacidades con ocasión de los acontecimientos en Haití, por lo cual el comentario del General Ortega es perfectamente verosímil. Pero la Fuerza Aérea no recibe del Gobierno requerimiento alguno de actuar.

A pocos minutos de ocurrido el sismo de las 03:34 hora de Chile, y en 2 oportunidades –a las 03:55 y a las 04:07– el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile (SHOA) da aviso a la Oficina Nacional de Emergencias (ONEMI) del Ministerio del Interior de la posibilidad de ocurrencia de un maremoto o tsunami en las costas de la zona amagada por el terremoto.

ONEMI descarta la información, y siguiendo el criterio de “bajar el perfil” al problema, no pone en funcionamiento los dispositivos previstos, ensayados y probados para minimizar el peligro.

Coincidentemente, siguiendo el mismo criterio, a media mañana del sábado 27 la Presidenta de la República declara públicamente que Chile no necesitará recurrir a la ayuda del exterior, pues cuenta con todas las herramientas adecuadas para, a través de ONEMI, manejar la situación.

Ya el martes 3 de marzo la Sra. Bachelet se ve obligada a aceptar y a pedir ayuda exterior. EE.UU. de Norteamérica, Brasil, Perú y Bolivia le traen un poco de tranquilidad. Casi en paralelo, la Directora de ONEMI Sra. Fernández pretende desconocer el aviso recibido de la Armada de Chile, intentando zafarse de sus responsabilidades en centenares de fallecidos y desaparecidos por el maremoto.

Frente a todo lo anterior, ¿a quién creerle, a la Fuerza Aérea y a la Armada, o las señoras Bachelet y Fernández?

Con el claro propósito de no permitir a las FF. AA. “prestigiarse”, se las deja afuera del manejo de la situación de emergencia. Cuando ya la situación de desabastecimiento, saqueos, asaltos, incendios y aislamiento es insostenible –y frente al clamor ciudadano y a las múltiples peticiones de alcaldes y parlamentarios de las zonas amagadas– la Presidenta se ve obligada a firmar un decreto declarando Zona de Catástrofe en dos regiones, lo que permite a las FF. AA. asumir el control de la situación.

El Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, sin temor a mostrar sus uniformes, se hacen presentes con 10.000 hombres, cocinas de campaña, camiones aljibe, puentes mecano, hospitales de campaña, helicópteros, aviones y material de transporte terrestre. Sus vehículos de combate blindados imponen respeto y comienza a restablecerse el orden.

La población aplaude y agradece el toque de queda.

Todo esto parece una comedia de enredo, pero lamentablemente –y en perjuicio de la ciudadanía, sus víctimas y sus pérdidas materiales– no es sino el reflejo de la ineptitud de quienes han gobernado por 20 años y continúan odiando a las FF. AA. chilenas.

Cuando llegue el momento de buscar responsabilidades, ¿alguien se acordará de indagar las cuentas e inversiones de los señores Lagos, Ravinet, Bitar y muchos otros en Islas Vírgenes, Islas Caymán, Suiza, Panamá y otros “paraísos fiscales”? ¿O dónde cree usted que está el dinero “ahorrado” en fierro, cemento y concreto, u obtenido en coimas a las concesionarias de las fallidas obras viales, en COPEVA, SERVIÚ, etc.?

Al Presidente Pinochet (QEPD) le escarmenaron todo. ¿Alguien se atreverá a hacerlo con esos bandidos?

SALUSTIO SÁNCHEZ C.

Talca, 3 de febrero de 2010

Estimado Amigo:

Argentino preocupado.

Le agradezco su e.mail. No cabe duda alguna que un sismo como el ocurrido en Chile, constituye una preocupación mundial, habida cuenta que es por medición ha sido uno de los mayores que se han experimentado en el planeta en estos últimos tiempos. Sobrevivir en estas circunstancias es un verdadero milagro y un motivo más para darnos cuenta de lo mucho que le debemos agradecer a Dios por su protección. No obstante, como toda experiencia, para muchos repetida y para los más jóvenes una nueva, servirá seguramente para que se extremen las inspecciones y las exigencias en la nueva edificación antisísmica.

Tener los insumos básicos del que Ud hace mención, representa una ayuda para mantenerse entero y lograr ayudar a quienes no lo están. Las pérdidas económicas son recuperables, lo que más preocupa son las vidas perdidas y las personas que aun hay que salvar. Como ud. pienso que esta experiencia sirve para templar más el caracter de quines se dan cuenta que la solidaridad es el valor que debe ser priorizado, por encima de cualquier otro. Hay una nueva generación que recibió este mensaje y que aprendió mucho más que muchos pueblos que teniendo todo, viven en la corrupción.

He tomado debida nota de su teléfono y quedo a su disposición. Estoy tratando saber algo de Roberto Diaz Finat, que seguramente estará bien, pero que no responde su correo. Mi nuera y mis tres nietos que viven en Santiago, estaban de visita en San Isidro en casa de mis consuegros y mi hijo viajando en avión de Colombia a B.A. Ellos pudieron pasar esos tristes momentos aquí, pero ya salieron en su carro a Santiago el domingo pasado. También hallaron toda su casa en orden y cuentan con los servicios básicos.

Espero que todo vaya mejorando allí paulatinamente y que pronto todo esto sea una experiencia superada que fortalezca la unión nacional en los verdaderos valores cristianos que son hoy más que nunca a los que hay que volver, para hacerlos perdurar para crear un mundo mejor para nuestros nietos e hijos.

Un abrazo en Cristo y en María

Eduardo Palacios Molina.

Nota de la Redacción:

Nuestro amigo Eduardo Palacios Molina fue informado por nosotros, vía email que nuestro compatriota Roberto Finat Díaz se encuentra en buenas condiciones, que solo sufrió algunos daños materiales.

Señor Director:

Saqueos

Y pensar que algunos pensaron en cambiar nuestro lema patrio de “Por la razón o la fuerza” a “Por la fuerza de la razón”.

Nicolás Andrés Kipreos de la Fuente