Lector:
La obstinación y la necedad son manifestaciones del odio que en forma sistemática han sido las características de la hegemonía de personalismo avallasador de las instituciones que Néstor Carlos Kirchner ha querido imponer sobre las formas republicanas de gobierno que señala nuestra Carta Magna.
Este personaje que nació a la vida política dentro del peronismo en la lejana provincia de Santa Cruz logró imponerse en esa provincia en sucesivas elecciones hasta llegar a dominar esa provincia como gobernador de la misma. Dominio que ejerció con total impunidad, actuando siempre con la extorsión al tener un electorado mayoritariamente dependientes del presupuesto provincial, haciéndose reelegir varias veces consecutivas.
Cristina Fernández, su mujer, es una activista de esa maquinaria creada por este conocido usururero, que supo enriquecerse durante la década del 70, con dinero que el prestaba con altos intereses a quienes angustiosamente lo necesitaban para pagar sus deudas dolarizadas, de acuerdo a la circular 1050 dictada por el ministro Martínez de Hoz, en defensa contra la inflación que devaluaba sistemáticamente los activos, tarea miserable en que lo secundaba su esposa, actual presidente virtual de la Argentina, donde todo el poder se lo ha transferido a su marido.
Los gobernadores peronistas con el sector radical que respondía al doctor Raúl Alfonsín, con senadores justicialistas, dieron el golpe de estado contra el gobierno constitucional del doctor Fernando de la Rúa que se vió traicionado por sus propios correligionarios. Después de días de angustiosa crisis, el grupo golpista logró la renuncia del presidente De la Rúa, que después de cuatro presidentes interinos que fueron de corta duración, lograron imponer al doctor Eduardo Duhalde, conocido por sus dos pésimas administraciones cuando fuera electo gobernador y luego reelegido en la provincia de Buenos Aires. Dos períodos realmente vergonzosos, que el doctor Duhalde y sus seguidores parecen haber olvidado.
Este golpe de estado, dió realmente muerte a la democracia, que ya había nacido renga con la desastroza y abortada presidencia del doctor Raúl Alfonsín y su iniciada persecución a la familia militar, llevando a los estrados de la justicia en juicios de corte stalinistas a sus ex comandantes en jefes que vencieron militarmente a la subversión marxista. A partir de esa democracia renga, siguieron en todos los gobiernos el desarme de nuestras FF.AA. y la persecución a sus hombres que combatieron con valor al terrorismo en la década del 70 y liberando a los asesinos de La Tablada como lo hizo el doctor De la Rúa por instancia del grupo alfonsinista , que luego lo traicionara.
La intervención al Partido Justicialista y el impedimento que esa agrupación concurriera a elecciones internas como lo establece el Estatuto de los Partidos Políticos, para elegir su candidato a presidente. Con la complicidad de los jueces electorales, las impidió realizar, para evitar que se lo reeligiera a Carlos Menem. Este partido dividido presentó tres candidatos a la presidencia por cada uno de los sectores internos, atomizando así el voto justicialista y peronizando la elección presidencial. No obstante en esta elección ganó Menem, con un porcentaje cercano al 40% de los votos emitidos y saliendo segundo Kirchner con menos del 22% de los votantes. Menem no se presentó al ballotage, asesorado por sus hombres de confianza. Y así llegó al poder quién hoy nos domina con sus métodos dictatoriales y violentos. Kirchner que traiciona a Menem y a después Duhalde. Y siguió luego traicionando a los hombre de Duhalde, entre lo que estaba su ex ministro de economía doctor Lavagna. Continuó con la misma política que le había dado réditos personales en Santa Cruz. Humillando a su gabinete, no convocando reuniones con ellos y creando una red de espionaje interno sobre sus propios asesores. Sembrando el miedo se anexó con famosos terroristas como Horacio Vertibisky, Miguel Angel Bonasso, Carlos Kunkel, Hebe de Bonafini, y reanudó la política de destruir a las FF.AA y de Seguridad, descabezando a su cúpula y nombrando obsecuentes en su reemplazo. Puso sus objetivos en recuperar el prestigio de los terroristas subversivos de la década del 70, llevándolos a desempeñar importantes cargos públicos en su régimen. Fue el principal culpable después de Alfonsín de recrudecer su persecución política judicial con jueces genuflexos, a oficiales retirados de las FF.AA y de Seguridad que se habían destacado en la lucha contra el terrorismo subversivo, llevando el número a más de 700 presos políticos, militares, policías y un sacerdote católico. Algunos de ellos condenados a perpetuidad por crímenes y torturas no probados jurídicamente. Juicios nulos de nulidad insanable, por ser estos, totalmente anti-constitucionales.
No obstante a estos hechos de gravedad, el país sigue concurriendo a votar convocados por un régimen que ha probado ser absolutamente ilegal, nacido de un golpe de estado, cuyos autores no solo no han sido enjuiciados, sino que se han convertido en los jueces de nuestras acciones. El periodismo se ha callado y ha aceptado con su silencio todo estos acontecimientos, no solo por miedo, sino porque los medios viven de la caja del Estado.
Recién comienza ha existir una reacción con el reciente paro del campo, que se une por razones gremiales a defender
intereses propios que afectan al país y a la producción agropecuaria. Muchos de estos productores llevados por la cartera votaron este régimen que se perpetúa en la persona de Cristina Fernández. Algunos medios, algunos gobernadores y algunos intendentes se han adherido. Pareciera que la omnipotencia de los Kirchners estuviera pasando por un mal momento. Pero aun permanece soberbio, tratando de reprimir a los que se alzaron para defender lo suyo.
Los jubilados vemos estos hechos, como algo que ya hemos visto antes. Mientras tanto vamos al banco a cobrar una jubilación devaluada en más de un 80% de lo que cobrábamos en 1994. De nosotros no se acuerda nadie, nada más que una semana antes de la elecciones, en la que nadie cree. Todos nos usan y luego nos tiran. Lo mismo ocurre con los pobres que cada vez son más en la Argentina.
Eduardo Palacios Molina
Punta Chica, 4 de junio de 2008
La obstinación y la necedad son manifestaciones del odio que en forma sistemática han sido las características de la hegemonía de personalismo avallasador de las instituciones que Néstor Carlos Kirchner ha querido imponer sobre las formas republicanas de gobierno que señala nuestra Carta Magna.
Este personaje que nació a la vida política dentro del peronismo en la lejana provincia de Santa Cruz logró imponerse en esa provincia en sucesivas elecciones hasta llegar a dominar esa provincia como gobernador de la misma. Dominio que ejerció con total impunidad, actuando siempre con la extorsión al tener un electorado mayoritariamente dependientes del presupuesto provincial, haciéndose reelegir varias veces consecutivas.
Cristina Fernández, su mujer, es una activista de esa maquinaria creada por este conocido usururero, que supo enriquecerse durante la década del 70, con dinero que el prestaba con altos intereses a quienes angustiosamente lo necesitaban para pagar sus deudas dolarizadas, de acuerdo a la circular 1050 dictada por el ministro Martínez de Hoz, en defensa contra la inflación que devaluaba sistemáticamente los activos, tarea miserable en que lo secundaba su esposa, actual presidente virtual de la Argentina, donde todo el poder se lo ha transferido a su marido.
Los gobernadores peronistas con el sector radical que respondía al doctor Raúl Alfonsín, con senadores justicialistas, dieron el golpe de estado contra el gobierno constitucional del doctor Fernando de la Rúa que se vió traicionado por sus propios correligionarios. Después de días de angustiosa crisis, el grupo golpista logró la renuncia del presidente De la Rúa, que después de cuatro presidentes interinos que fueron de corta duración, lograron imponer al doctor Eduardo Duhalde, conocido por sus dos pésimas administraciones cuando fuera electo gobernador y luego reelegido en la provincia de Buenos Aires. Dos períodos realmente vergonzosos, que el doctor Duhalde y sus seguidores parecen haber olvidado.
Este golpe de estado, dió realmente muerte a la democracia, que ya había nacido renga con la desastroza y abortada presidencia del doctor Raúl Alfonsín y su iniciada persecución a la familia militar, llevando a los estrados de la justicia en juicios de corte stalinistas a sus ex comandantes en jefes que vencieron militarmente a la subversión marxista. A partir de esa democracia renga, siguieron en todos los gobiernos el desarme de nuestras FF.AA. y la persecución a sus hombres que combatieron con valor al terrorismo en la década del 70 y liberando a los asesinos de La Tablada como lo hizo el doctor De la Rúa por instancia del grupo alfonsinista , que luego lo traicionara.
La intervención al Partido Justicialista y el impedimento que esa agrupación concurriera a elecciones internas como lo establece el Estatuto de los Partidos Políticos, para elegir su candidato a presidente. Con la complicidad de los jueces electorales, las impidió realizar, para evitar que se lo reeligiera a Carlos Menem. Este partido dividido presentó tres candidatos a la presidencia por cada uno de los sectores internos, atomizando así el voto justicialista y peronizando la elección presidencial. No obstante en esta elección ganó Menem, con un porcentaje cercano al 40% de los votos emitidos y saliendo segundo Kirchner con menos del 22% de los votantes. Menem no se presentó al ballotage, asesorado por sus hombres de confianza. Y así llegó al poder quién hoy nos domina con sus métodos dictatoriales y violentos. Kirchner que traiciona a Menem y a después Duhalde. Y siguió luego traicionando a los hombre de Duhalde, entre lo que estaba su ex ministro de economía doctor Lavagna. Continuó con la misma política que le había dado réditos personales en Santa Cruz. Humillando a su gabinete, no convocando reuniones con ellos y creando una red de espionaje interno sobre sus propios asesores. Sembrando el miedo se anexó con famosos terroristas como Horacio Vertibisky, Miguel Angel Bonasso, Carlos Kunkel, Hebe de Bonafini, y reanudó la política de destruir a las FF.AA y de Seguridad, descabezando a su cúpula y nombrando obsecuentes en su reemplazo. Puso sus objetivos en recuperar el prestigio de los terroristas subversivos de la década del 70, llevándolos a desempeñar importantes cargos públicos en su régimen. Fue el principal culpable después de Alfonsín de recrudecer su persecución política judicial con jueces genuflexos, a oficiales retirados de las FF.AA y de Seguridad que se habían destacado en la lucha contra el terrorismo subversivo, llevando el número a más de 700 presos políticos, militares, policías y un sacerdote católico. Algunos de ellos condenados a perpetuidad por crímenes y torturas no probados jurídicamente. Juicios nulos de nulidad insanable, por ser estos, totalmente anti-constitucionales.
No obstante a estos hechos de gravedad, el país sigue concurriendo a votar convocados por un régimen que ha probado ser absolutamente ilegal, nacido de un golpe de estado, cuyos autores no solo no han sido enjuiciados, sino que se han convertido en los jueces de nuestras acciones. El periodismo se ha callado y ha aceptado con su silencio todo estos acontecimientos, no solo por miedo, sino porque los medios viven de la caja del Estado.
Recién comienza ha existir una reacción con el reciente paro del campo, que se une por razones gremiales a defender
intereses propios que afectan al país y a la producción agropecuaria. Muchos de estos productores llevados por la cartera votaron este régimen que se perpetúa en la persona de Cristina Fernández. Algunos medios, algunos gobernadores y algunos intendentes se han adherido. Pareciera que la omnipotencia de los Kirchners estuviera pasando por un mal momento. Pero aun permanece soberbio, tratando de reprimir a los que se alzaron para defender lo suyo.
Los jubilados vemos estos hechos, como algo que ya hemos visto antes. Mientras tanto vamos al banco a cobrar una jubilación devaluada en más de un 80% de lo que cobrábamos en 1994. De nosotros no se acuerda nadie, nada más que una semana antes de la elecciones, en la que nadie cree. Todos nos usan y luego nos tiran. Lo mismo ocurre con los pobres que cada vez son más en la Argentina.
Eduardo Palacios Molina
Punta Chica, 4 de junio de 2008