miércoles, 13 de agosto de 2008

Dos cartas excelentes

Señor Director:
Pulpo de siete bolsillos
¿No será más barato comprar el Transantiago, que estar gastando US$500 millones anuales en utilidades a los empresarios?

¿Se ha pensado en informar cuántos buses enchulados hay de los 7.000 que andan circulando?

¿Cuánto de los $380 pesos corresponde a utilidad de las empresas?

¿Para qué existe un Administrador Financiero del Transantiago, si siempre es el gobierno que hace esa función?

¿Habrá otra persona en el gobierno que tenga mejores ideas para arreglar el Transantiago, que no sea el actual Ministro de Transportes?

Cuando se equivoca el gobierno demasiadas veces con el mismo tema del transporte, el ponerse colorado es una opción que ya no funciona. Los que estamos colorados pero de rabia, somos los que tenemos que usar ese pulpo de siete bolsillos

Mario Pérez

Señor Director:
Transparencia a la Ene Potencia
¿Bravo? ¿Bravísimo? Si bien merece aplausos toda legislación pro transparencia y probidad en la Administración Pública, lo cierto es que, habida consideración a otras anteriores nacidas y promulgadas con grandes alardes mediáticos para acallar escándalos, la reciente promulgación de la “Ley de Transparencia de la Función Pública y Acceso a la Información de la Administración del Estado” hecha por nuestra Presidenta Michelle Bachelet, que entrará en vigencia a partir de abril de 2009, pocas son las expectativas que genera en la ciudadanía. Arriesgándome a errar, por no tener todavía su texto en mano y, por ende, no habiendo hecho una lectura analítica de ella, desde ya temo que no estará exenta de vacíos legales que harán caldo de cultivo para los resquicios en los cuales amparar el no acceso a esta información pública, prometida expedita, ante cualquier requerimiento.

Ciertamente que mi opinión precedente dará pábulo para tildarme de agorero del pesimismo, chileno mala onda o mala leche, pero … nuestra mandataria clase política -Gobierno y parlamentarios- ¡caray no más! cómo se la ingenia para “emborracharle la perdiz” a la ciudadanía mandante. Irredargüitivo ejemplo de ello: la efectividad del que debería ser “fácil acceso” a las declaraciones de intereses y de patrimonio de nuestras autoridades, que según lo contemplan las leyes Nos. 19.653 -diciembre de 1999- y 20.088 - enero de 2006-, respectivamente, son públicas o deben estar a disposición para la pública consulta, como quien dice: para la señora Juanita “sin trabas”, ya en Contraloría General de la República, para las de los personeros de Gobierno, ya en las secretarías del Senado y de la Cámara de Diputados, para las de los parlamentarios, tema que -sin ser el único, pero sí el más majadero- he venido observando desde hace ya bastante tiempo en que se hagan a través de las respectivas páginas web, que todos y cada uno deberían tener habilitadas para este, como la tienen para otros efectos, v.gr.: difusión de sus currículos , actividades políticas partidistas, legislativas y, no faltan … uno que otro Doctorado Honoris Causa y/o declaración de Hijo Ilustre de Pelotillehue recibidos. Pero de sus declaraciones de intereses y de patrimonio, mientras más recovecos tengan “los apellidos cibernéticos” para llegar a ellas … “musho más mejol”.

Finalmente, me permito a través de estas líneas mandarle este mensaje a la ya famosísima creatura de don Ricardo Froilán, relacionado con un acceso fácil a las declaraciones de intereses y/o de patrimonio de nuestros honorables senadores: S’a Juanita, ingrese a www.ciperchile.cl; haga click en: “Investigación”; busque el párrafo: “Los bienes, platas y deudas que el Senado no ha querido publicar –fechado el 29 de mayo de 2008, por Pedro Ramírez y Juan Pablo Figueroa, del Centro de Investigación e Información Periodística, al que pertenece este página web-, y al final encontrará la nómina senatorial. “Cliquée” en cualesquiera de estos nombres y podrá “descubrir” varias “honorables sabrosuras”, como para seguir creyendo en: “Del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, ¡Dedicándome al servicio público -“servir a los demás y no servirse a sí mismo”- voy a perdedor!, mas no obstante: ¡Vote por mí!, ¡Usted ya me conoce!

Colofón: a la hora del adiós, cuando nuestra sacrificada autoridad parta proa al arcano, no faltará quien nos haga sentir culpable: “¡Chile está en deuda con!”

Atentamente,

Jorge Saavedra Moena, c.i. 6.015.115-6