jueves, 24 de septiembre de 2009

Dos excelentes cartas, temas de contingencia.

Señor Director:

En el mes de la Patria, el personal en retiro de las FF.AA., sin temor a equívocos, siente que está siendo víctima de una sostenida campaña revanchista antimilitarista que durante los Gobiernos de la Concertación ha venido transitando progresivamente de sutil a burda y que no puede ser fruto de la espontaneidad o del azar.

Curiosamente las medidas adoptadas en su aplicación sistemática, nos conducen a las mismas soluciones aparentes que se aplicaron en la Post Guerra a los Ejércitos de Alemania y España, circunscribiéndolos a una tarea de colaboración política ajena de lo que hasta entonces, había sido su razón de ser y existir.

Ocurre, sin embargo, que las realidades son absolutamente diferentes pues mientras que para los países del continente Europeo que han vivido desde la guerra fría hasta hoy en la encrucijada del mundo, su única forma de sobrevivencia social, política y cultural está en la unión de los pueblos, debiendo prescindir de los hechos de una historia reciente, no ocurre lo mismo en América Latina, donde seguirán subsistiendo la incultura, los ideologismos y los conflictos de carácter local, frutos de la ambición de poder y el caudillismo ante los cuales ningún organismo internacional ha tenido buen éxito hasta ahora.

A los continuos juicios por derechos humanos donde se han trasgredido ya por décadas las normas más elementales de un estado de derecho, se agregan hoy los proyectos de ley que modifican la orgánica del Ministerio de Defensa y la derogación de la ley reservada del cobre, que hoy genera recursos para el mantenimiento del potencial bélico nacional.

Las argumentaciones a nuestro juicio son tan variadas como innecesarias en la hora presente y si bien no nos oponemos a la normal evolución de la organización de la República, normas permanentes, de rango constitucional, como son estas, no debieran ponerse en discusión en las postrimerías de un Gobierno y sobre todo en período electoral en que las formalidades del Parlamento son sólo aparentes, pues en su gran mayoría sus miembros se encuentran más preocupados de su devenir personal, que en las tareas para los que fueron electos.

Creemos que, siendo un tema complejo y de muy discutible necesidad en este momento, una sana política pública sería que aquellos, proyectos de ley que pudieran afectar, de una u otra forma la norma constitucional vigente, debieran tratarse sin premura, ser objetos de trámite legislativo sin apremio, al inició de un período presidencial y sólo después de haber formado parte del Programa de Gobierno del Candidato refrendado posteriormente con su elección.



Gastón Frez Arancibia

Vicepresidente

Cuerpo de Generales y Almirantes

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Señor Director:
Nuevamente se escuchan opiniones negativas sobre la poca delicadeza de nuestro ministro Francisco Vidal en sus expresiones públicas a los medios de comunicación.

Ahora más encima incursiona en materias que no son de su competencia en función de su cargo de ministro de Defensa, y lesiona de paso las débiles relaciones que mantenemos con un país hermano.

A mi entender, no basta con decir que no lo va a hacer nunca más. Creo que ésta es una oportunidad para demostrarle al país lo que deben ser las “responsabilidades políticas”. Dicho de otra manera, me parece que el ministro Vidal debería renunciar a su cargo en beneficio de todos los chilenos, que tenemos derecho a esperar de nuestras autoridades un comportamiento mesurado y acorde con el rango y función que cada uno desempeña.

Rolf Kümmerlin Redlich.
(Tomada de Diario El Mercurio)