Señor Director:
Celibato y homosexualidad
Cuando algunos sugerían la conexión entre pedofilia y celibato, todos los célibes debíamos resignarnos a discutir serenamente el asunto. No sería lógico que nos enfadáramos por la hipótesis. Había que analizar los argumentos. Bastó que monseñor Bertone sugiriera otra correlación, esta vez entre homosexualidad y pedofilia, para que ya no fuese un asunto para discutir científicamente. Estalló en chillidos el mundo gay a todo lo ancho del planeta.
Lo paradójico es que ahora los homosexuales y sus defensores arguyen que la mayoría de los pedófilos no son ni exclusivamente homosexuales ni tampoco célibes, sino heterosexuales. “La mayoría de los hombres que abusan de niños están casados, divorciados, son viudos o viven con una pareja adulta”, según citaba ayer Fernando Muñoz L. Son simples tíos, padrastros, abuelos, papás, profesores, choferes, todos experimentados, lujuriosos y multisexuales.
Hizo falta que interviniera el poderoso “lobby gay” para que el mundo supiera que también los sacerdotes y los solteros son una minoría en este asunto. La fijación anticlerical no debe ocultar la necesidad de proteger a todos los niños por igual, contra todos los depredadores, “homo”, “hetero”, “bi” o “multi”, sacerdotes o laicos.
Cristóbal Orrego Sánchez, Profesor de Derecho Natural, Universidad de los Andes.