jueves, 13 de mayo de 2010

Dos cartas para meditar.....

Señor Director:

Revelaciones de Fátima.


El Papa Benedicto XVI, recordando los vaticinios de Fátima, ha dicho que la Iglesia está sufriendo por sus pecados, y con ello quiere decir que de algún modo esto estaba prefigurado.

Es cierto que toda la Iglesia está sufriendo y que todos los católicos estamos intensamente afectados y también vitalmente comprometidos con la solución de los males. Los sufrimientos de la Iglesia no son sólo los del clero, sino que en mucho mayor medida de quienes siendo simples creyentes, falibles ante el pecado, también sienten una profunda desorientación.


Esta temática me recuerda los sentimientos de Sor Teresa de Calcuta, quien a pesar de desarrollar una obra tan maravillosa y de una entrega tan sobrenatural, sintió durante casi toda su vida lo que ella llamaba “la oscuridad de Dios”. Muchos sentimos en este momento un sentimiento parecido, y por ello, de esta experiencia cristiana podemos sacar dos conclusiones. La primera, que a veces es inevitable sentir esa lejanía de Dios en nuestras vidas, y por otro, que mirando más de cerca las auténticas tareas apostólicas y los trabajos concretos de las personas santas, como Santa Teresa, se puede encontrar el vital elemento para seguir conectados con el mensaje evangélico.

Ramón Briones Espinosa.

Señor Director:

FFAA y Terremoto.


A más de 60 días del terremoto en la zona centro-sur de Chile, ya aparecen los que buscan responsabilizar a las FF.AA. de la falta de comunicaciones del día 27 de febrero y del atraso en el empleo de los medios, en días posteriores a esta fecha.

Las ramas de la Defensa Nacional, por su misión, siempre han tenido sus propias redes de mando, sistemas de comunicaciones que son para enlazar a los mandos militares con sus regimientos, buques o bases aéreas. Estos sistemas, por configuración, equipos, actividades y dependencia ministerial, nada tienen que ver con los medios civiles del Ministerio del Interior. Las comunicaciones de los mandos militares sólo tienen tráfico militar y están configuradas para enlaces estratégicos en caso de una agresión o amenaza externa. Los medios de comunicación normales entre las autoridades civiles y militares son las líneas telefónicas y el teléfono celular, medios que, junto a Chilectra, no funcionaron en la noche del 27 de febrero. Si la Presidenta ese día hubiese empleado las redes militares, habría sabido perfectamente el estado de unidades militares, pero lo que se quería saber era información de intendencias, gobernaciones y alcaldías, las que tienen o deben tener su propia forma o modo de comunicación. Se requería urgente información relacionada con la población civil y con el estado de ciudades, pueblos, caletas, etc., y para eso se necesitaba una red del Ministerio del Interior con un sistema de comunicaciones de elevadísimo nivel, con alimentación solar o eólica, con las últimas tecnologías y con enlaces hasta con las últimas caletas y pueblos alejados. Pero, lamentablemente, esa red “no existe”. Y si existiera, otra habría sido la reacción para ir en ayuda de nuestros compatriotas.

Con respecto al supuesto atraso en el empleo de los medios, es necesario recordar que los uniformados -por muy necesaria y urgente que sea la situación- no pueden sacar tropas y medios de combate a la calle. Eso, solamente cuando existe una expresa “orden superior”. Seguramente, si un general en forma voluntaria, sin orden de por medio y “aplicando la iniciativa”, con la mejor intención, hubiera sacado tropas a cubrir el orden público y hubiera ocurrido algún problema con la población, a lo mejor ya estaría procesado o en camino a Punta Peuco. Por lo tanto, el supuesto atraso en el empleo de los medios no es responsabilidad de las FF.AA., ésa es una responsabilidad política que nadie ha querido asumir.

René Norambuena Véliz