martes, 8 de diciembre de 2009

Tres cartas clarificadoras......

Señor Director:

MUSEO DE LA MEMORIA.

La iniciativa del Museo de la Memoria tiene problemas. De hecho, cuesta entender y explicar una memoria segmentada sólo a partir de una cierta fecha, como si ese hito fuera un verdadero muro de Berlín que no deja pasar nada. Va contra la naturaleza de las cosas. Don Patricio Aylwin usó este método al escribir los recuerdos de su larguísima vida política: comienzan a las 8:00 de la mañana del 11 de septiembre de 1973. Sobre lo que ocurrió antes de esa hora y día guarda silencio, a pesar del protagonismo que le cupo en la época.

Este tipo de maniobras esconden algo. Algo grave o complejo, porque en el fondo es un procedimiento asombroso de tratar la historia del país.

El columnista Carlos Peña justifica la segmentación de la memoria, en el entendido de que el asunto hay que centrarlo únicamente en la violación de los derechos humanos durante el período específico del gobierno militar. Su tesis, si lo entiendo bien, es que al ampliar la memoria a las causas y circunstancias en que se cometieron estos crímenes podrían terminar teniendo alguna explicación.

Me parece que el columnista confunde dos cosas. Una, que al investigar las circunstancias de un aparente delito, al final se concluya que no fue tal pues hay elementos, por ejemplo, que lo convierten en un acto lícito de defensa propia o de ejercicio de la autoridad. Estoy seguro de que no es este el sentido que le preocupa al señor Peña. Aunque debería preocuparlo, y mucho, al menos por su calidad de abogado. La otra es un argumento muy delicado, pues supone que hay crímenes que, a pesar de ser crímenes, se pueden explicar, en el sentido de que no merecen reproche moral. No conozco ninguna doctrina ni ideología que sostenga algo así; salvo, por supuesto, el leninismo (al que todavía suscribe el Partido Comunista chileno) y, en su tiempo, el nazismo.

Lo que pasa es que al ahondar en las causas y el contexto en que ocurrieron estos hechos, al final, podría suceder que las responsabilidades políticas por el odio y la violencia estén en el lado contrario de lo que muestra el Museo. Porque éste es una iniciativa básica y fundamentalmente política, no es una galería de los más famosos crímenes de particulares. Por lo mismo, si es una memoria verdadera no puede ocultar que la historia de estos hechos remonta, en una relación de causalidad ininterrumpida, a las políticas antidemocráticas y violentas de la izquierda en general, y terrorista de los grupos más ultras antes, durante y después del gobierno militar.

El Museo de la Memoria como está concedido se parece a los museos oficiales de la era de Stalin o de la ex Europa Oriental, donde se escondían las verdades que no eran coherentes con el discurso oficial. Y es una lástima, porque un Museo de la Memoria verdadera, total, hasta que duela, le haría muy bien al país y a las próximas generaciones.

CARLOS GOÑI GARRIDO

Señor Director:

CANTOS DE SIRENA.

Las sirenas eran unas criaturas de la mitología griega, cuyo cuerpo tenía forma de mujer en la parte superior, y apariencia de pez en la inferior. Sus cantos melodiosos e irresistibles embelesaban a los navegantes que pasaban cerca de la isla donde ellas vivían, y cuando los incautos se acercaban, los hacían naufragar para luego bajar por las escarpadas rocas y devorar sus cadáveres.

Esta fábula dio origen a la expresión "El canto de las sirenas", que se aplica en nuestros tiempos a todo aquello que seduce o arrastra mediante promesas o perspectivas de gran envergadura, pero que en realidad son falsas y sin base; son meras declaraciones engañosas que endulzan los oídos, tal como las que se oyen en las campañas electorales.

ISIDORO LOI

Señor Director:

Piñera: Llamado a figuras DC.

Sebastián Piñera ha mencionado a jóvenes líderes de la Democracia Cristiana dentro del universo de personas con las que le gustaría conformar equipos en su futuro gobierno. La propuesta es integradora y además necesaria. Ya Edgardo Boeninger escribió en su libro “Chile Rumbo al Futuro” la necesidad de “restituir a la DC su carácter de partido de centro, favorable a los acuerdos, sostenedor del equilibrio interno en el apoyo al Presidente y bisagra con los sectores de oposición en la tarea indispensable y prioritaria de llegar a acuerdos transversales en materia de importancia vital”.

Cabe citar el ejemplo que en este espíritu entrega el Movimiento Humanista Cristiano (MHC), cofundador e integrante de la Coalición por el Cambio que respalda a Sebastián Piñera, al apoyar a cinco actuales candidatos de la Democracia Cristiana al Senado.

Hoy suman muchos los profesionales, técnicos, trabajadores que sin pertenecer a los partidos de la Alianza —por el contrario, habiendo sido fundadores de la Concertación original— construimos un puente aportando en la preparación de los programas de un eventual gobierno de Sebastián Piñera. Gobierno que no representaría solamente a la “derecha”, como se trata de caricaturizar, sino a una gran coalición integrada por voluntades que aspiran a ver a Chile alcanzando el desarrollo con igualdad de oportunidades.

La colaboración constructiva con respeto a la diversidad es posible.

Gabriel Tomic E.