viernes, 3 de diciembre de 2010

Tres cartas espectaculares......



Señor Director:

Sin coherencia ni consistencia.

Cuando se usan supuestas "diferencias ideológicas y valóricas" para intentar ganar adhesión, lo popular importa más que lo racional, el eslogan vale más que la buena idea y la coherencia pierde valor.

Un buen ejemplo es lo ocurrido recientemente en España: hace pocos días, la justicia española, mediante una sentencia, ha decidido proteger a 35 niños de la Provincia de Granada de una decisión de sus padres que habían resuelto no vacunarlos contra el sarampión, disponiendo la vacunación forzosa de estos niños contra la opinión de los padres.

Meses antes, el jefe de gobierno, Rodríguez Zapatero, había logrado la aprobación de una nueva ley de aborto, que permite a la mujer decidir libremente si quiere o no dar a luz a su hijo hasta las catorce semanas de gestación. En dicho debate abundaron frases como "la necesidad de modernizar a España" o "debemos permitir que la mujer decida sobre su futuro" y "ni ley ni el Estado pueden imponer a la madre qué hacer con su vida".

La falta de coherencia y consistencia de esta mirada mal llamada "progresista" es evidente. Los padres libremente pueden poner término a la vida de un ser humano en gestación, y, sin embargo, carecen de derecho para privar a sus hijos del tratamiento de una enfermedad. Curioso este ordenamiento jurídico, donde vale más prevenir que un niño contraiga una enfermedad que asegurar su derecho a nacer.

Nicolás Monckeberg Díaz, Diputado.

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Señor Director:

¿Donde estaban?

¿Dónde estaban los empleados públicos y sus directivas, que tanto reclaman, cuando los gobiernos de la Concertación contrataron y atiborraron al sistema público de empleados a contrata y a honorarios?

¿Se darán cuenta de que ese exceso de personal es un obstáculo a mejores sueldos, a la carrera administrativa, al desarrollo del país, etcétera, y no el Gobierno?

Antonio Simonetti Panizza.

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Señor Director:

Cambio de nombre.

Si el Tribunal de la Libre Competencia aprueba la fusión láctea de Soprole y Nestlé, sugiero que le cambiemos el nombre por Tribunal de la Libre Concentración.

Pablo Longueira, Senador.