martes, 29 de abril de 2008

Tres cartas...

Señor Director:

Quiero expresar públicamente mi protesta, sobre el titular exhibido este mes por el medio escrito "The Clinic", donde en relación con el caso de la Virgen del Carmen, se observa "MILAGRO ARDIO SIN CALENTARSE".
Nuevamente, este medio escrito, mal utiliza la libertad de expresión, para manifestar y promover su intolerancia y discriminación.
Este tipo de titulares, recuerdan a los que aparecían el los 70´s, en los distintos medios escritos (pro y anti UP), los cuales contribuyeron a generar el clima de enfrentamiento y violencia, de la que es responsable toda la sociedad chilena.
Saluda Atte.

Juan Bragassi Hurtado
12.231.342-5


Señor Director:
DIA DEL TRABAJO
El próximo jueves 1 de mayo, así como en el resto del mundo, Chile celebrará el “Día del Trabajo”. Sin perjuicio de actos conmemorativos que se realizarán en las principales ciudades del país, el que más llama la atención es el de Santiago por el discurso del presidente de la CUT Arturo Martínez, quien, de concretar su llamado a “humanizar el trabajo” -a dieciocho años de derrotada la dictadura- como lo anticipara la semana pasada en un programa vespertino de televisión, y pegarse en la situación que afecta a los subcontratados de Codelco -que está complicando seriamente al Gobierno Ciudadano de nuestra intuitiva socialista Presidenta Michelle Bachelet-, volverá a repetirse el plato con más de lo mismo.: la dictadura, los derechos humanos, los empresarios y los políticos de derecha, a los que se sumarán: el Tribunal Constitucional, por lo de la píldora del día después, y la Contraloría, por la destitución de la ministra de Educación Yasna Provoste.
De los infaltables “invitados de piedra” tanto en las marchas convergentes, como en el acto mismo y en el regreso a casa … ¡ya sabemos de su comportamiento cívico!
Atentamente,
Jorge Saavedra Moena, c.i. 6.015.115-6

Señor Director
VERDAD Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Un maestro universitario solía repetirnos que no nos ha sido dado a los seres humanos poseer la verdad de una vez y para siempre, ni disponer de ella como si fuera objeto dócil a nuestro arbitrio; la verdad tiene su momento justo.

Existen algunas actividades humanas que se relacionan con la verdad y hacen de ella el objetivo esencial de su quehacer. Los medios de comunicación social representan en la actualidad un rol decisivo en el vínculo con la ciudadanía y han acrecentado su prestigio como una instancia eficaz en el compromiso con la verdad para beneficio de las personas.

La prensa escrita ha extendido su labor hasta los ámbitos regionales y comunales reflejando las inquietudes del hombre de la calle que no tiene otra posibilidad de resguardar sus derechos. ¿En qué radica esa percepción ciudadana de que los medios de comunicación son parte integral de sus vidas?

Si usted camina por una calle porteña o viñamarina invariablemente se encontrará en una esquina a gente leyendo los titulares de prensa. Existe en la ciudadanía la intuición que allí encontrarán la verdad que les interesa. Y es que los medios informan y exponen hechos, pero, éstos son apenas la hebra de algo mayor.

En esa búsqueda de la verdad, preguntan, investigan, revisan fuentes, constatan y testimonian. Actividad que conlleva riesgos por cierto, la verdad tiene delicadezas, no entrega sus secretos al primero que llega.

Actividad no exenta de errores, compleja y sutil, por que en el corazón de ella se vislumbra el ser humano en toda su fragilidad. Pero, aún permanece la pregunta de por qué las personas suelen creer y sentir que los medios reflejan la verdadera realidad.

Contra lo que piensan algunos, la ciudadanía percibe lo que es fundamental en sus vidas. Y es que en todo lo expuesto subyace un valor supremo, la libertad, fundamento de la dignidad humana y que tiene una íntima relación con el valor de la verdad.

El ejercicio de la libertad-incluida la de expresión por cierto- es un derecho inalienable de las personas y es el reflejo de un estilo de vida acorde a esa dignidad. La lejanía de los medios de comunicación con los compromisos ideológicos, proselitistas o financieros y su cercanía y compromiso con la verdad han permitido que el ciudadano de la calle, el vecino del barrio, sienta y sepa que su búsqueda no sólo vale la pena sino que es veraz. Salvador LanasDirector Bachillerato en Humanidades
Universidad Andrés Bello