lunes, 26 de enero de 2009

Cuatro Cartas para un meditar concienzudo




Señor Director:
El jueves pasado no pude despegarme del teléfono. Mi padre, agricultor de toda la vida en la zona de Mininco, IX Región, tuvo que presenciar cómo en doce horas las llamas consumieron su bosque de pinos y eucaliptos que por más de 12 años cuidó y protegió.

Esta semana, delincuentes originaron, en la zona de Collipulli-Mininco, diferentes focos incendiarios en campos de Forestal Mininco, arrasando más de seis mil hectáreas de bosque y destruyendo, de paso, cientos de hectáreas que pertenecen a pequeños agricultores, como mi padre.

Estos pequeños empresarios no cuentan con capital para pagar seguros, oficinas de abogados, ni para mantener brigadistas, equipos y helicópteros que pueden sofocar incendios en cosa de horas, como sucede con los grandes conglomerados. Ellos son las verdaderas víctimas de toda esta catástrofe que está institucionalizada en la zona.

Estos continuos ataques delictivos de parte de antisociales, que a la sombra de reivindicaciones étnicas cometen actos incendiarios, matonaje y robo en diversos predios de la VIII y la IX Región, quedan impunes.

Lamentablemente, las autoridades gubernamentales y de justicia no han tenido la convicción de solucionar el problema. Los delincuentes siguen libres, sin ningún castigo, teniendo a la IX Región literalmente tomada, habiendo incluso zonas en donde Carabineros o cualquier chileno no puede ingresar.

Es muy triste para mi padre que después de toda una vida de trabajo, el fruto de su esfuerzo se vaya a la basura, frente a la pasividad de las autoridades, la impunidad de los responsables y la indiferencia de los grandes conglomerados.

M. Fernanda Catalán.

Señor Director:
Como ha quedado claro que el MIR fue una empresa, es momento para requerir, por parte del Ministerio del Trabajo, del SII, Banco Central y organismos competentes, a los "gerentes" y representantes legales de dicha empresa, los comprobantes de pagos de IVA, boletas timbradas y facturas, si correspondiera; imposiciones, horas extras, vacaciones, tenencia de los libros de compraventa, de asistencia y demás; patentes comerciales y pago por derechos de publicidad, que se le exige a toda empresa chilena. La transferencia de fondos desde el extranjero, con sus respectivas notificaciones al Banco Central, rendiciones de gastos y pago de impuestos a la renta.

Será necesario, también, perseguir a los responsables si alguna de estas obligaciones no se hubiera cumplido en su oportunidad, con las multas e intereses respectivos, y cárcel si ameritara. No es posible que esforzados "trabajadores" chilenos se hayan quedado sin pensión por la irresponsabilidad de los empresarios. Para qué hablar de fraude al fisco, apropiación indebida, daños en propiedad particular y fiscal. Es interesante constatar que, con este reconocimiento, más de algún particular y el mismo Estado ya pueden querellarse por posibles daños morales y patrimoniales, según corresponda.

No recuerdo bien, pero la Constitución de nuestro país señala algo sobre igualdad. ¿O no?

Fernando Poblete B.

Señor Director:
Al ex director del Registro Civil se le decretó orden de arraigo por fraude por la suma de $400.000.000 (cuatrocientos millones de pesos).

Al suscrito, recientemente también se le decretó orden de arraigo y además orden de arresto por una deuda de $400.000 (cuatrocientos mil pesos).

René Haddad Cosio.

Señor Director:
Violencia, abusos, infidelidades, fraudes, alcohol, drogas, representan gran parte de las noticias que actualmente vemos y leemos. El resto habla sobre la crisis económica y cómo el mundo entero se mueve para que el golpe sea más suave. Todos los gobernantes y políticos, preocupados de frenar esta crisis. Sin embargo, ¿por qué tan poco énfasis en la crisis de principios que hoy estamos viviendo? ¿Por qué tanta violencia, tanto desencanto con esta vida? Quizás sea porque nos hemos vuelto una sociedad egoísta, materialista, donde sólo vale mi yo y mi propia conveniencia.

En tiempos de vulnerabilidad e inseguridad económica y social es bueno volver la mirada hacia nuestras familias y saber que somos personas únicas y trascendentes que vivimos en sociedad, y que nuestra felicidad dependerá de cuánto amamos y servimos a los demás.

Nuestros gobernantes debieran preocuparse, y realmente desvelarse, por fortalecer las familias, núcleo indiscutido de la sociedad, lugar de encuentro, de confianza. Es en la familia donde encontraremos el apoyo y la fuerza para sobreponernos a lo que venga. Desde ella surgen el optimismo, la generosidad, el compañerismo, las ganas de salir adelante en esta vida que nos fue regalada.

La crisis financiera pasará, pero la crisis de principios, la destrucción de la familia se queda, y nos está moldeando una sociedad que nadie quiere, y menos para nuestros hijos. A ellos debiéramos inculcarles el valor de amar y servir a los demás como fin trascendente y vehículo a la felicidad.

María de la Luz Larraín R.
Fundación Hacer Familia

(Estas Cartas fueron tomadas de Diario El Mercurio por considerar que son un aporte significativo a la discusión que el país necesita tener)