(No sigamos escuchando los cantos de sirena
de la concertación)
Señor Director:
En una declaración veraniega y, en consecuencia, liviana, el presidente de la DC ha propuesto una idea que de puro tontos no se nos había ocurrido antes: que el Estado intervenga a las empresas en problemas económicos para evitar el desempleo. Es notable que una idea tan simple nunca antes haya sido puesta en práctica, en Chile y el mundo, hasta donde yo sé, para evitar que el desempleo aumente en tiempos de crisis como estos.
¿Pero será tan fácil como insinúa Latorre? Usemos su mismo ejemplo: el caso de Bellavista Tomé. La idea de Latorre es que de puro lesos tenemos hoy alto desempleo en Tomé, pues si el Estado -funcionarios de la Concertación, desde luego, impecables por su honestidad y conocedores del negocio textil- se hubiera hecho cargo de la empresa, hoy ésta podría estar funcionando, vendiendo y empleando a mucha gente. O sea, los dueños de Bellavista fueron flojos e incapaces, y los funcionarios públicos lo harían mejor como empresarios. ¿Fácil de tragar? No para mí, especialmente si veo que el monopolio estatal Enap perdió mil millones de dólares el 2008, en un negocio con poca competencia y con clientes cautivos.
Julio Dittborn
Diputado
Señor Director:
En una declaración veraniega y, en consecuencia, liviana, el presidente de la DC ha propuesto una idea que de puro tontos no se nos había ocurrido antes: que el Estado intervenga a las empresas en problemas económicos para evitar el desempleo. Es notable que una idea tan simple nunca antes haya sido puesta en práctica, en Chile y el mundo, hasta donde yo sé, para evitar que el desempleo aumente en tiempos de crisis como estos.
¿Pero será tan fácil como insinúa Latorre? Usemos su mismo ejemplo: el caso de Bellavista Tomé. La idea de Latorre es que de puro lesos tenemos hoy alto desempleo en Tomé, pues si el Estado -funcionarios de la Concertación, desde luego, impecables por su honestidad y conocedores del negocio textil- se hubiera hecho cargo de la empresa, hoy ésta podría estar funcionando, vendiendo y empleando a mucha gente. O sea, los dueños de Bellavista fueron flojos e incapaces, y los funcionarios públicos lo harían mejor como empresarios. ¿Fácil de tragar? No para mí, especialmente si veo que el monopolio estatal Enap perdió mil millones de dólares el 2008, en un negocio con poca competencia y con clientes cautivos.
Julio Dittborn
Diputado