Señor Director:
Bielsa en La Moneda.
Fui 20 años parlamentario de la Concertación, trabajé por sus cuatro Presidentes, y hasta el último minuto por el candidato Eduardo Frei Ruiz-Tagle en las pasadas elecciones.
Soy un admirador del entrenador de la Selección Nacional, Marcelo Bielsa.
Con estos antecedentes, como chileno orgulloso de nuestra historia y en este caso particular de nuestros procesos democráticos, no puedo dejar de señalar mi profundo desagrado por la forma en que el señor Marcelo Bielsa trató al Presidente de Chile. Su saludo fue un acto físico de desprecio en el Palacio de la Moneda, que sin darse cuenta lo extendió a un país, en donde hay diferencias, y muy profundas en lo político especialmente, pero es una nación que respeta a quienes ocupan tan alto cargo fundado en la decisión soberana de sus habitantes.
Esperamos una autocrítica al error cometido.
Roberto Muñoz Barra, Ex Senador de la República.
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Señor Director:
Bielsa en La Moneda.
Con qué alegría leí la carta de la señora Gerda Reichhard, profesora, publicada ayer por su diario. Coincidí plenamente con ella al mencionar que el rigor, la exigencia, la disciplina y el establecer metas alcanzables para sus pupilos, si van acompañados de motivación, respeto y acogida, tienen su enorme recompensa.
Todo lo anterior en alusión al trabajo de Marcelo Bielsa con la Selección de futbol.
Pues bien, después de ver el pésimo ejemplo para los miles de niños y jóvenes que lo admiran y pretenden aprender de él, no queda más que lamentarnos de que un hombre adulto haya tirado por la borda el buen desempeño de varios años. En este país les enseñamos a nuestros hijos que hay que respetar a todos, sin importar su condición social ni color político.
Que no venga a desordenarnos el gallinero. Que tenga un buen viaje.
Verónica Reyes Errázuriz.
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Señor Director:
Salario mínimo
Luego de una discusión algo complicada se acordó un reajuste nominal del salario mínimo de 4,2%, incrementándolo desde 165 mil a 172 mil pesos a partir del 1 de julio. Baste recordar que este aumento es mayor al promedio de los incrementos reales de los últimos 9 años.
Como siempre, el argumento para justificarlo fue la necesidad de otorgar a los trabajadores un ingreso digno. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el salario mínimo no sólo tiene efectos negativos sobre el empleo de los menos productivos, sino que también sobre la desigualdad de los salarios.
Un alza en el salario mínimo genera redistribución del salario dentro del grupo más vulnerable, desde los que pierden su empleo con el aumento del salario mínimo hasta los que ven subir su ingreso y al mismo tiempo no pierden su puesto de trabajo.
Si lo que se busca es mejorar los niveles de ingreso de los trabajadores que hoy ganan el mínimo —alrededor de un 10% de la fuerza laboral—, lo que hay que hacer es evitar acrecentar la probabilidad de que queden desempleados a través de otro aumento artificial de su salario.
Dado que el aumento del sueldo no es la forma de lograr un ingreso justo, es que existen otras políticas públicas tanto o más efectivas para incrementar los ingresos de los trabajadores más pobres. En el corto plazo, una mejor capacitación laboral y la focalización de los subsidios del Estado en las familias donde predominan estos grupos de trabajadores siguen siendo los mejores instrumentos. En el largo plazo, la forma de contribuir a una mejora sostenible de los ingresos es a través de progresos continuos en la productividad del trabajo, los que se logran con mayor crecimiento económico y con avances en la calificación promedio de la fuerza laboral.
Rodrigo Castro, Decano Facultad de Economía y Negocios, Universidad del Desarrollo.