martes, 27 de julio de 2010

Una carta para meditar......mucho.


Señeor Director:

CRUDA RESPUESTA PRESIDENCIAL

El bicentenario nacional le presentó al Presidente de Chile la mejor oportunidad para que cumpliera su principal oferta de campaña: La Unidad Nacional. Importante concepto que encerraba un todo, desde el fin de las desigualdades amparadas en la ley, hasta la anhelada reconciliación entre los chilenos divididos desde hace cuatro décadas, por los azotes que la guerra fría descargo en nuestra tierra.


Pero lamentablemente el Presidente permitió que la demagogia y la sucia política lo sobrepasaran, y despreció la valiosa oportunidad que le presentó la Iglesia Católica en forma principal, acompañada luego por otros credos e instituciones.


El domingo 26 de Julio el Presidente dio una sorpresiva respuesta a las importantes proposiciones, en ella desestimó absolutamente promover una ley de indulto general para personas encarceladas, aunque agregó, que acoge el espíritu de la propuesta a través del ejercicio de la facultad presidencial de otorgar indultos particulares.


En otras palabras… NADA. La facultad presidencial de otorgar indultos particulares siempre ha existido (de hecho él mismo Presidente ya negó el indulto humanitario a un General mayor de 80 años aquejado de una grave enfermedad). Pero lo importante de la propuesta que recibió fue desechado, la posibilidad de legislar con altura de miras, buscando una solución a la ya eterna división entre los chilenos.


No es de extrañar el desenlace del último programa “Tolerancia Cero”, donde invitaron para analizar el tema al precursor de la prepuesta, Monseñor Goic, Presidente de la Conferencia Episcopal. En el programa los dos más ácidos panelistas luego de “establecer” que el Presidente dio un rotundo NO a la propuesta, sonrientes desviaron la conversación a otros temas que últimamente han afectado a la Iglesia, logrando maliciosamente que el Obispo entrara en defensa de eso, dejando de lado lo principal... la propuesta de la Iglesia.


Pero la respuesta presidencial va mucho mas allá de un simple no al indulto general. Porqué si de indultos particulares se trata, el Presidente dice que para otorgarlos “Salvaguardará el pleno imperio de los derechos humanos en materia de crímenes de lesa humanidad".


Esta última frase del Presidente definitivamente deja fuera del beneficio a todos los Militares presos políticos. Más aun cuando dice que los indultos particulares que conceda no deben debilitar la lucha frontal y decidida contra la delincuencia y el narcotráfico, “ni la cultura de respeto irrestricto a los derechos humanos”.


Tenemos que insistir en una triste realidad nacional… los temas “Derechos Humanos” y “Crímenes de lesa humanidad”, en Chile son absolutamente políticos, y es muy lamentable que el Presidente los toque tan efusivamente en sus palabras de respuesta a la proposición de la Iglesia. Como primer mandatario él se debe a todo su pueblo, no solo a una parte de los chilenos, y menos en forma tan exclusiva a esa parte que precisamente no votó por él.


Analicemos ambos temas:


Los “Derechos Humanos”. Los pedófilos, los violadores, los narcotraficantes, los asesinos de barrio, los asaltantes a mano armada, los terroristas, etc., todos, son violadores de los derechos humanos, pero eso nunca se dice. La política comunicacional de la concertación logró dejar eso como tema tabú. Pero sin embargo, cuando un Militar chileno entra en juego, éste, sin que nadie lo conozca, es acusado de flagrante violador de los derechos humanos.


Los “Crímenes de Lesa Humanidad”. Esta es otra falsa institucionalización heredada de la Concertación. En Chile cualquier Militar vinculado a temas de derechos humanos, es inmediatamente acusado de cometer crímenes de lesa humanidad. Pero resulta que la Ley Nº 20.357, que los tipifica en el país, establece claramente en su artículo 44 que: “Los hechos cometidos con anterioridad a su promulgación (Junio del 2009), quedan exentos y continuarán rigiéndose por la normativa vigente en ese momento”. En consecuencia, a NINGUN Militar chileno, sometido a proceso o condenado se le puede acusar de haber cometido un “Crimen de lesa humanidad”, ya que los hechos por los que los acusan se dieron hace más de treinta años.


Estas falacias injustas y sucias, premisas falsas establecidas por la Concertación, están tan acendradas en lo cotidiano, que a los chilenos ya no los incomodan. El que asalta una casa, roba y mata, es un simple delincuente; lo condenan, lo encarcelan, al poco tiempo le aplican beneficios y sale en libertad. El uniformado que cumplió con su deber en defensa de su país y de sus conciudadanos, en Chile (a diferencia de cualquier país del mundo), es un peligroso violador de los derechos humanos y un criminal de lesa humanidad; lo condenan, lo encarcelan… y que muera en la cárcel. Como ya está ocurriendo. Nuestro país puede “sentirse orgulloso” de que en sus mazmorras murió un anciano de 72 años con cáncer terminal y piernas amputadas, su gran pecado: Era Militar. Si hubiera sido civil, delincuente y asesino, pero no Militar; habría recibido un indulto humanitario para morir con su familia.


Triste domingo nos regaló el Presidente de la República, lo trató de arreglar con un amplio ofrecimiento (reingeniería lo llamó él), de ampliar y mejorar las instalaciones carcelarias. Pero eso no es algo que contribuya a la unidad nacional, simplemente es parte de su trabajo y obligación como Presidente.


También recordó las ya promulgadas leyes Nº 19.376 del año 2001, “de indulto general”; Nº 19.856 del año 2003, “de reducciones para condenados con buena conducta”; y Nº 19.965 del año 2004, “de indulto general, para condenados por asociación ilícita terrorista, delitos de la ley de control de armas y delitos sobre seguridad del Estado”. Agregando que, “en nuestro país en menos de 10 años, ya se han realizado tres concesiones generales de indulto y perdón”. Claro que lo que el Presidente no dijo es que esas tres leyes favorecieron a miles de asesinos y terroristas, pero por supuesto a NINGUN Militar chileno de los que están presos simplemente por cumplir con su deber.


Funesto presagio el entregado por el Presidente de la República, quién termino sus palabras diciendo que reiteraba los compromisos que había asumido con la ciudadanía, los que va a honrar y cumplir. Pero parece que los Militares según el concepto del Presidente no son ni serán nunca parte de la ciudadanía chilena, ya que los compromisos que adquirió con la Familia Militar en su campaña simplemente los desechó, olvidándose que ese grupo de personas de nuestro país le dio los cientos de miles de votos que definitivamente lo llevaron a La Moneda, votos que estaban destinados a ser anulados.


Alejandro Russell O’Kuinghttonss.