Señor Director:
La Araucanía sin ley.
En La Araucanía no existe el Estado de Derecho;
no puede haberlo cuando la máxima autoridad política, el Intendente, no sabe
para qué lado cortar.
Primero pidió perdón a una etnia que,
respetable, se encuentra infiltrada por terroristas que asuelan la Región.
Después visitó en la cárcel al único condenado por el asesinato alevoso de un
matrimonio esforzado de la zona y lo declaró personaje “emblemático”. Ahora
reconoce que no tiene opinión frente al absurdo de que la Corte de Apelaciones
de Temuco haya acogido a trámite un recurso de protección en favor del
terrorista.
Este rumbo errático de la autoridad se agrava
cuando le parece “razonable” que el Estado, que él representa, repare a las
víctimas de los ataques en La Araucanía. Más allá de la obvia Justicia de esta
reparación, ella no sería necesaria si se hicieran respetar las Leyes y la
Constitución.
Patricio Mackenna Salas.
Señor Director:
Inquietante comparación.
No sé qué cosa es lo que más me preocupa: que
la reforma educacional, tal como lo dijo el Ministro Eyzaguirre, sea comparable
con la reforma agraria, o que dicha comparación sea vista como algo bueno.
José
Antonio Vidal Robson.
Señor
Director:
Campaña del terror.
Cuando la oposición afirma que la reforma
tributaria propuesta provocará serios problemas en la economía del país: baja
de la inversión, aumento del desempleo, alza del precio de las viviendas y
otros, y que sus efectos los pagará la clase media, el oficialismo califica
estas predicciones como campaña del terror.
Por otra parte, el oficialismo sostiene que si
no se le entregan los recursos que están demandando para realizar sus reformas,
vendrá un estallido social de proporciones. Sin embargo, esta última predicción
para el oficialismo no sería una campaña del terror, sino una seria estimación
del futuro.
Una vez más, todo depende del color del cristal
con que se mira.
Gastón Josephson Reizin.
Señor
Director:
¿Y la calidad?
¿Por qué si el tema es la educación no se habla
de lo más importante, su calidad?
De partida, no se está valorando lo que hemos
conseguido como país, ya que estos avances son el punto de partida para obtener
el punto de llegada. Es así como estamos enfrascados en temas de propiedad, y
no en cómo fortalecer la educación pública, sin desmantelar la privada.
Además de un debate crispado, donde se olvida
que en educación no hay atajos fáciles, sino políticas a ser seguidas por
distintos Gobiernos, no hay suficiente evidencia o acuerdo en las propuestas
que han salido del Ministerio respectivo.
Se han olvidado los agentes más importantes,
como lo son el profesor y la familia, esta última objeto de ataques ofensivos.
En otras palabras, no puede haber calidad si no se empieza por lo que ocurre en
la sala de clases, a lo que no contribuye mucho la compra de infraestructura,
donde además las tendencias demográficas pueden conducir a que en algunos años
sobren metros cuadrados por falta de jóvenes.
No han aparecido los desafíos del siglo XXI,
tales como lograr que seamos más creativos con la información que disponemos;
que el aprendizaje supere al entrenamiento, y cómo lograr integrar la cultura
visual que hoy predomina a los programas educativos.
En nuestro siglo, toda política educacional
debiera tener al menos dos pilares: la diversidad y la igualdad de
oportunidades. Hablar de calidad es también enfrentar temas como el nivel de
nuestra televisión frente a la cual los niños pasan casi tantas horas como en
un aula, y también que el sistema se proponga ir más allá de la mera
instrucción para formar también buenos ciudadanos, lo que incluye el tema
abandonado del respeto y la disciplina por parte del alumno, como también que
se ayude a aquel con mayores problemas al mismo tiempo de elevar las exigencias
para quien enseña.
Como país estamos perdiendo el horizonte, y lo
peor que nos podría pasar es desaprovechar una oportunidad casi única para
mejorar.
Dr. Ricardo Israel, Vicepresidente Ejecutivo Corporación
de Universidades Privadas.
Señor Director:
Tenencia de armas.
El Subsecretario de Prevención del Delito
demuestra un desconocimiento total de la Ley de Control de Armas. Afirma que es
necesaria una reinscripción total de armas, cuando Carabineros tiene al día
toda la información. Afirma que “al comprar un arma en el mismo lugar se
inscribe. No en otro sitio, porque entre que compre el armamento y la inscriba puede
pasar mucho tiempo”. Esto es incorrecto: primero se hace la solicitud a
Carabineros, quien exige una serie de requisitos como el examen siquiátrico,
examen de conocimientos de Armas y de la Ley respectiva, se investigan antecedentes
y sólo si se cumplen los requisitos se autoriza la compra del arma, no antes y
no se entrega el arma antes de inscribirla.
Sergio Correa Herrera.