Señor Director:
Acuerdo
tributario
Una vez más, la centroderecha chilena "celebra" una derrota colosal que tendrá graves consecuencias para el país.
En el pasado apoyó las más emblemáticas reformas exigidas por la izquierda, tales como la reforma agraria y la nacionalización del cobre. Y siempre el argumento fue que no había alternativa, porque había que evitar un mal mayor. Al final todo fue para peor.
Esta reforma tributaria costará miles de puestos de trabajo, incrementará el mal gasto del Estado, y lo peor de todo es que no mejorará la calidad de la educación. Es evidente que en un par de años se estará proponiendo subir nuevamente los impuestos. Pero lo más importante es que todo esto es el resultado de una derrota previa que se explica por la incapacidad de convencer a la población de que las ideas de una centroderecha auténticamente liberal -si es que existe algo así en Chile- son las mejores. Si se logra eso, en el futuro será la izquierda la que estará celebrando con resignación que gracias a ella "la derecha" bajó los impuestos menos de lo que pretendía originalmente, y no como ocurre hoy, en que la centroderecha "celebra" que la izquierda haya hecho al país un menor daño del que tenía planeado.
Axel Kaiser.
Señor Director:
Verdades
incómodas.
Hay que decirles a los estudiantes que la
educación de calidad requiere de su esfuerzo a través del estudio; a los
padres, que la calidad educacional comienza en casa; a los profesores; que la
formación que recibieron no es suficiente; a los sostenedores, que la educación
debe priorizar la calidad por sobre todo; a los políticos, que la educación no
es un instrumento para fomentar ideologías; a los expertos que la calidad no
sólo se debe medir, también se puede sentir; a universidades, que la formación
docente debe reinventarse.
Y decirle al Gobierno que es necesario
consensuar la reforma con una mayoría sustancial de los chilenos, porque
debemos pensar entre todos el tipo de sociedad que queremos construir. Educar
es un proyecto colectivo.
Cornelio Westenenk, Decano Educación U. Mayor.
Señor Director:
Reacción
de autoridades frente a tomas.
Cuesta creer que siendo la educación pública
el sello de la reforma educacional, en Santiago estemos viviendo una situación
tan desesperante en los liceos emblemáticos, donde hasta ahora enviábamos a
nuestros hijos con orgullo, soñando que de allí salieran los próximos líderes
del país. Somos testigos de cómo las autoridades educacionales del Municipio
(de esta administración y la anterior) han justificado, avalado y tolerado las
tomas de los establecimientos, lo que redunda en un deterioro de la educación pública,
expropiando el derecho a educación consagrado en la Constitución a varias
generaciones de estudiantes, quienes verán frustradas sus legítimas
aspiraciones de superación y progreso.
Estamos convencidos de que es necesario hacer
una reforma educacional. Pero las formas importan tanto como el fondo. Las
reivindicaciones no son sólo legítimas, sino necesarias. Nosotros quisimos usar
este mecanismo, movilizándonos a través de una velatón. Pero la libertad y los
derechos de uno terminan cuando se coartan
los del otro.
La Alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá, junto
a la directora Municipal de Santiago, María Luisa Rivera, avalan con sus
declaraciones de prensa un acto ilegal que son las votaciones de menores de
edad en los colegios y caen en un notable abandono de deberes del cual las
autoridades fiscalizadoras deben hacerse responsables. Aún no podemos entender
cómo la Alcaldesa ha puesto por encima su imagen de política y ha incumplido
los deberes que su cargo conlleva, dando legitimidad a lo que ella llama
“votaciones democráticas por la toma”.
Si un grupo de vecinos de un barrio votáramos
por mayoría destruir un monumento que nos entorpece la vista, debiéramos
esperar que esta decisión “democrática” sea avalada por nuestra Municipalidad.
¿Tan fácil es saltarse las leyes? Tohá ha demostrado que sí.
Marisol Valenzuela, Apoderada Liceo 1 de Niñas,
Verónica Briones, Apoderada Instituto Nacional.
Señor Director:
Fútbol y política.
Pocas veces hemos quedado tan impactados con nuestra selección de fútbol
como ocurrió en este Mundial. Podemos sentirnos realmente orgullosos, porque reconocemos
el extraordinario testimonio de responsabilidad y esfuerzo demostrado por un
equipo y un entrenador excepcionales.
Todos y cada uno, jugadores y cuerpo técnico, con inteligencia y
colaboración, pusieron al servicio del equipo y de una meta común sus
conocimientos, sus talentos naturales, su experiencia y voluntad, fruto del
largo y fatigoso camino de transpiración y sacrificios para conquistar el
éxito. Sueños personales y el sueño de todo un país.
¡Cómo traspasar este ejemplo a la vida política! Un partido con la
cancha más grande, donde diariamente se juega el futuro de la patria.
Triunfaremos cuando cada chileno se exija al máximo a sí mismo, donde
sea que le toque, con su talento, iniciativa, responsabilidad y espíritu de
colaboración. El secreto estaría en una educación que estimule un fuerte
sentido de laboriosidad e iniciativa personal, sobre todo que transmita el gran
beneficio social que genera cumplir cabalmente las responsabilidades
personales.
Como en el fútbol, habrá un reglamento claro y justo para el juego y un
buen árbitro que controle que se cumpla.
Jamás triunfaremos con utopías políticas, estrategias generales y leyes
que ignoren que el bienestar social, en mayor medida, se debe al compromiso
responsable e inteligente que cada cual pone en el trabajo bien hecho. Con
incentivos inteligentes se logran rendimientos máximos en beneficio propio y de
todos. Debe premiarse a los trabajadores y castigarse a los flojos.
El futuro se puede construir con sueños, pero sin utopías; con esfuerzo
y trabajo.
Ojalá nuestra política genere en nuestra juventud ese amor al trabajo
bien hecho, que a todos beneficia y engrandece la patria, como lo hizo "La
Roja". ¡Así seremos más felices!
Andrés Amenábar Délano.