Carta enviada a la Sra. Hortensia Bussi viuda de Allende
Sra. de Allende
Soy Walter Foral Liebsch, agrónomo de 43 años, y quería exponerle no muchas cosas, pero que serían importante aclarar y dejar de promover para que de una vez encontremos “reconciliación y paz”, pero mas reconciliación y paz en “los corazones de la izquierda marxista”.
Sra., ¿cuándo lograremos acabar con las odiosidades hacia los miembros de las FF.AA., Carabineros, Investigaciones, Gendarmería y civiles, que de una u otra forma controlaron aquel “extremismo” que inestabilizaba el gobierno de vuestro esposo y el gobierno de “la dictadura”? Sería justo acabar con persecuciones y juicios para así “calmar los ánimos”. Sería lo justo para que este Chile deje el odio y la revancha. Me decía una señora, tan esposa y madre como usted (pero feliz en su matrimonio), esposa de una víctima de vuestras “ideas revolucionarias”: “Nosotros no sentimos odio de ningún tipo. Es que nosotros creemos en Dios”.
Sra., ¿hasta cuando hemos de ver que las ideas revolucionarias de vuestro esposo eran las más cuerdas para “salvar a Chile de la miseria humana y económica”? Sería justo reconocer “errores” y no “lavarse las manos” tan descaradamente como algunos de los colaboradores de vuestro esposo, de esos que “no perdieron las malas costumbres” y que siguen igual o peor hoy en día, “ordinarios” vestidos de etiqueta, como si “al mandril vestido con tal ropaje no se le notara lo mono”.
Sra., ¿hasta cuándo escucharemos que vuestro “leal” esposo “fue un demócrata ejemplar, un patriota y un héroe”? Usted ya sabe, por la propia doctrina, un demócrata no puede ser marxista, un patriota no puede ser un marxista, y un héroe “no se suicida”.
Sra., ¿no cree usted que sería bueno “dar vuelta la hoja”, o sea una buena “ley de amnistía” que incluya el perdón “a todos” de un lado y otro? Porque sería lo justo, ya que si se insiste en este enfrentamiento continuo sería bueno que también se supiera, y hasta que usted “fuera honesta”, en contar cuánta “depravación” alcanzaba vuestro esposo, Salvador Allende, Presidente de la República, elegido democráticamente (claro, por el Congreso Nacional y gracias a un pacto político), en fiestas, borracheras y orgías sexuales en sus “palacetes”, mientras el pueblo, al que decía tanto “amar y proteger” se hallaba, aún tras 1.000 días de UP, en la miseria.
Sra., ¿no cree usted que para alcanzar “la completa verdad” en nuestra historia de Chile, de esa “historia reciente” tan promovida, sería bueno conocer “por completo”, sin tapujos, ni shows, ni exageramientos, ni mentiras, “vuestra propia vida íntima”, desdichada o no, ya que vuestro esposo, “presidente y héroe” tenía amantes a montones? Porque sería lo justo, ya que tanto se desprestigio al dictador y a su familia, a ese de “la mano dura”, uno de esos “4 sables” que un 11 de septiembre de 1973 derrotaron al marxismo internacional, y a otros perseguidos brutalmente que “sus colegas marxistas” llevaron incluso al suicidio y al exilio voluntario.
Sra., ¿sería lo justo no? Porque muchos están hartos de “esta propaganda” y a otros se les engañó y a otros hoy se les engaña con un “Compañero Presidente” democrático, de altura moral y de amor a la Patria.
Sra., nosotros reconocemos muchos errores, ¿y usted?
Atentamente.
Walter E. Foral Liebsch, C.I. 10.344.530-2
Sra. de Allende
Soy Walter Foral Liebsch, agrónomo de 43 años, y quería exponerle no muchas cosas, pero que serían importante aclarar y dejar de promover para que de una vez encontremos “reconciliación y paz”, pero mas reconciliación y paz en “los corazones de la izquierda marxista”.
Sra., ¿cuándo lograremos acabar con las odiosidades hacia los miembros de las FF.AA., Carabineros, Investigaciones, Gendarmería y civiles, que de una u otra forma controlaron aquel “extremismo” que inestabilizaba el gobierno de vuestro esposo y el gobierno de “la dictadura”? Sería justo acabar con persecuciones y juicios para así “calmar los ánimos”. Sería lo justo para que este Chile deje el odio y la revancha. Me decía una señora, tan esposa y madre como usted (pero feliz en su matrimonio), esposa de una víctima de vuestras “ideas revolucionarias”: “Nosotros no sentimos odio de ningún tipo. Es que nosotros creemos en Dios”.
Sra., ¿hasta cuando hemos de ver que las ideas revolucionarias de vuestro esposo eran las más cuerdas para “salvar a Chile de la miseria humana y económica”? Sería justo reconocer “errores” y no “lavarse las manos” tan descaradamente como algunos de los colaboradores de vuestro esposo, de esos que “no perdieron las malas costumbres” y que siguen igual o peor hoy en día, “ordinarios” vestidos de etiqueta, como si “al mandril vestido con tal ropaje no se le notara lo mono”.
Sra., ¿hasta cuándo escucharemos que vuestro “leal” esposo “fue un demócrata ejemplar, un patriota y un héroe”? Usted ya sabe, por la propia doctrina, un demócrata no puede ser marxista, un patriota no puede ser un marxista, y un héroe “no se suicida”.
Sra., ¿no cree usted que sería bueno “dar vuelta la hoja”, o sea una buena “ley de amnistía” que incluya el perdón “a todos” de un lado y otro? Porque sería lo justo, ya que si se insiste en este enfrentamiento continuo sería bueno que también se supiera, y hasta que usted “fuera honesta”, en contar cuánta “depravación” alcanzaba vuestro esposo, Salvador Allende, Presidente de la República, elegido democráticamente (claro, por el Congreso Nacional y gracias a un pacto político), en fiestas, borracheras y orgías sexuales en sus “palacetes”, mientras el pueblo, al que decía tanto “amar y proteger” se hallaba, aún tras 1.000 días de UP, en la miseria.
Sra., ¿no cree usted que para alcanzar “la completa verdad” en nuestra historia de Chile, de esa “historia reciente” tan promovida, sería bueno conocer “por completo”, sin tapujos, ni shows, ni exageramientos, ni mentiras, “vuestra propia vida íntima”, desdichada o no, ya que vuestro esposo, “presidente y héroe” tenía amantes a montones? Porque sería lo justo, ya que tanto se desprestigio al dictador y a su familia, a ese de “la mano dura”, uno de esos “4 sables” que un 11 de septiembre de 1973 derrotaron al marxismo internacional, y a otros perseguidos brutalmente que “sus colegas marxistas” llevaron incluso al suicidio y al exilio voluntario.
Sra., ¿sería lo justo no? Porque muchos están hartos de “esta propaganda” y a otros se les engañó y a otros hoy se les engaña con un “Compañero Presidente” democrático, de altura moral y de amor a la Patria.
Sra., nosotros reconocemos muchos errores, ¿y usted?
Atentamente.
Walter E. Foral Liebsch, C.I. 10.344.530-2